"La Química es la más creativa de las ciencias"
1.- Para empezar esta entrevista, nos gustaría conocer cómo nació su vocación científica ¿Cuándo y por qué decidió que quería ser científico? Que yo recuerde, siempre había querido ser científico… tampoco recuerdo porqué. Me enganché a la Física y a la Química en el colegio y cuando fui a la Universidad de Glasgow -en el año 2000- pude estudiar Biología, Química y Física a la vez. Luego, a partir del segundo año, podías centrarte en una de esas disciplinas. Pero durante los primeros meses me sedujo totalmente la Química. Los profesores eran geniales: apasionados, muy activos en la investigación, amables y abiertos con los estudiantes. Además, nos lo pasábamos muy bien en las sesiones prácticas de laboratorio (entre seis y doce horas semanales). Fue allí, en los laboratorios, cuando me di cuenta de que la Química es la ciencia más parecida a las artes, porque sintetizas moléculas, diseñas y fabricas tus propias ideas. Es la más creativa de las ciencias y yo he sido siempre bastante creativo, dibujaba y tocaba instrumentos desde pequeño, por eso creo que la Química satisface una parte de mi cerebro que tiene que ser estimulada todos los días.
2.- ¿Cuál es su formación y trayectoria como investigador? ¿A qué instituciones ha estado vinculado hasta ahora? Estudie Química Médica en la Universidad de Glasgow (2000-2005). Durante este periodo hice un año de prácticas en Química Orgánica Sintética en Charles University en Praga. Al terminar la carrera me fui a trabajar a la industria, a Devro Plc., una empresa líder mundial en la fabricación de pieles de salchichas. Luego volví a la Universidad de Glasgow para hacer la tesis, en colaboración con British Petroleum (BP), orientándome hacia la Química Inorgánica y la Cristalografía. Después de doctorarme, hice un postdoc en el mismo grupo de la Universidad de Glasgow y, como quería cambiar de tema, vine a España en 2011 con un contrato Juan de la Cierva para trabajar en el Instituto de Nanociencia de Aragón, perteneciente a la Universidad de Zaragoza (UZ). Mi proyecto consistía en el uso de nanopartículas plasmónicas como agentes fototérmicos para nuevos tratamientos de cáncer. Tanto el proyecto, como el grupo y el instituto me encantaron. Conseguí un contrato Marie Curie Intra-European Fellowship para quedarme más tiempo desarrollando mi proyecto, de 2013 a 2015. Fue una época muy buena, porque era la primera vez que tenía mi propio proyecto con presupuesto para administrar. Considero que he sido muy afortunado por poder enlazar un proyecto con otro y ahora trabajo en el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA), instituto mixto CSIC-UZ.
3.- ¿Qué le impulsó a presentar su solicitud al Programa ComFuturo? ¿Qué características diferenciales de este Programa le atrajeron a ello? Me enteré del Programa ComFuturo en enero de 2015 y me pareció muy interesante la posibilidad de tener un proyecto financiado por grandes empresas. Al haber hecho la tesis con BP y trabajado en la industria, sabía bien como iba el tema de I+D en compañías internacionales y cada vez veo más necesario intentar dar utilidad a la investigación que hacemos. La evaluación de las ayudas ComFuturo valoraba tanto la trayectoria del investigador como el nivel del proyecto. ¡Se veía que iban a ser muy competitivas! A finales de 2014 escribí un proyecto grande y a principios de 2015 me presenté a una plaza del CSIC, y el hecho de hacer esas dos cosas seguidas me dio la confianza para pedir la ayuda ComFuturo.
4.- ¿En qué líneas de investigación está trabajando con la ayuda ComFuturo en el CSIC y qué resultados concretos espera alcanzar? El proyecto es una mezcla de Química, Microbiología y Patrimonio Cultural. Se pretende fusionar moléculas complejas con nanopartículas metálicas para obtener una selección de materiales híbridos con alta actividad antimicrobiana y demostrar cómo pueden actuar como biocidas para ayudar a la conservación del patrimonio cultural. Es decir, usarlas para matar las bacterias y hongos que contaminan superficies de papel, cuero y piedra en objetos antiguos como libros, ropa y estatuas.
5.- ¿Qué utilidad económica y social tiene su proyecto? ¿Cómo va a beneficiarse la sociedad de los resultados que obtenga? El patrimonio cultural es una gran riqueza socio-económica para cualquier país. Hay que trabajar activamente para mantenerlo en buen estado para que el público pueda apreciar y aprender de ello. Esto implica la inversión de dinero y conocimiento para conservarlo. Mi proyecto es exploratorio y la investigación de estos tipos de proyectos es muy larga. Ya sabemos cómo sintetizar los materiales para que tengan actividad antimicrobiana, ahora lo que tenemos que hacer es adaptar los materiales para que actúen en las superficies que nos preocupan. Como parte del proyecto, los nanomateriales que produciré serán probados en superficies tipo prueba-de-concepto en el laboratorio, pero también en muestras reales, así que cuando finalicen los tres años espero haber aumentado algo el conocimiento de este campo de investigación y aportado algún beneficio para el patrimonio cultural.
6.- ¿Considera que está, como joven investigador, en un momento especialmente creativo de su carrera investigadora y qué destacaría de su momento vital como científico? Por supuesto, estos tres años son los más importantes de mi carrera científica hasta ahora y la verdad es que lo estoy disfrutando muchísimo. La Fundación General CSIC me ha dado una oportunidad realmente única de liderar un proyecto totalmente nuevo, la ocasión de aumentar mi base de conocimiento en microbiología y patrimonio cultural. Además, gracias al Programa, estoy conociendo a investigadores increíbles de campos muy distintos a mi formación inicial y el simple hecho de hablar con ellos enriquece. Trabajar activamente en la frontera de varias disciplinas me parece especialmente motivante.
7.- ¿Qué cualidades crees que debe tener un buen investigador? Como todo, una buena mezcla de cualidades… creativo pero analítico, organizado pero con capacidad de improvisar, pero sobre todo motivado por lo desconocido. Además, hoy en día en España, con los recortes graves en la ciencia y la alta competencia que hay, la vida de un investigador puede ser bastante estresante al tener un futuro tan incierto.
8.- ¿Qué mensaje lanzaría a las empresas para animarlas a apostar por la investigación y el talento joven a través de un programa de responsabilidad social como este? Es una inversión muy grande… en ideas, conocimiento y sobre todo en talento. En España hay una generación de jóvenes científicos muy bien formados, animados y con muchas ganas de trabajar, pero tienen muy pocas salidas. Nuestra formación y experiencia diaria significa que nos adaptamos a muchas circunstancias y trabajos con facilidad, no solo a lo que estamos entrenados para hacer. Ser parte de ComFuturo es una oportunidad de estar lo más cerca posible a la innovación, pero también cerca de gente que ofrece soluciones a grandes retos sociales.